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El árbol, ese individuo tan ligado a la vida humana desde que comenzamos nuestros pasos en el Planeta Tierra ¿Qué sería de nosotras, personas biofílicas sin su existencia? No estaríamos aquí leyendo este post online, seguro. Ni tampoco Luke que se mece en la imagen ayudado de la copa de un Willow para saltar sobre el agua. Me encanta el nombre de ese árbol, aunque en Nueva Zelanda, donde proliferan, son una especie problemática e invasora. Es un tipo de sauce, en la Península lo conocemos como Mimbrera Frágil (salix frágilis) y alcanza los 20 metros de altura. Mira lo enorme del individuo y la pequeñez de nuestro cuerpo a su lado, frágiles y colgados de una cuerda, confiando en su fuerza para aguantar el vaivén. Por ser un individuo entre árbol y arbusto no vive demasiado, unos 50 años, muy diferente a la Secuoya, el árbol más grande y longevo del planeta. Las secuoyas pueden medir más de 80 metros de alto, viven miles de años y sus raíces alcanzan en la profundidad los 35 metros. Sin embargo, bastan unos pocos minutos para cortar su tronco, hacerlo pedazos, desbrozarlo y convertirlo en “madera”. Ese detalle en la denominación identifica una pérdida de vida, de árbol a madera, de individuo vivo a muerto.
Siempre en invierno, cuando alimento el fuego de la estufa con trozos de leña, vuelven a mi mente las mismas contradicciones ¿haré bien en quemar leña? ¿cuánto contamino con ello? y sin embargo algo ancestral me liga al calor que desprende su materia orgánica quemándose. Nuestra conexión mediterránea con la madera no es tan intensa como la de los países nórdicos, ellos si se sienten árbol cada día y si hay un libro que explica esas raíces ancestrales, esa conexión con los bosques, es “El Libro de la Madera” de Lars Mytting (Alfaguara edit.)
Abrir sus páginas es conocer de verdad qué pasa con ese tronco de leña que yo añado al fuego de la estufa. Fíjate en el índice del libro: el frío, el bosque, las herramientas, el tajo, el secado, la estufa, el fuego, ya está todo dicho. Lars comienza explicando lo que sintió el día que comprendió que la calefacción de leña es algo más que calefacción.
Observando a su vecino Ottar, anciano y con problemas pulmonares, ordenar la leña que un camión acaba de dejar en su puerta, Lars comienza un viaje localizando a entusiastas de la leña en Noruega. Aficionados e investigadores comparten páginas para ensayar los métodos de secado de la leña, para identificar el arte de crear la pila de leña, redonda, alargada, circular, en forma de V… Mitting cuenta cómo hay samis ancianos que sólo se dedican a apilar abeto seco. Ellos conocen bien la pila de leña, nunca te gastará una broma, dicen, no pierde valor en la bolsa, no se oxida, se limita a estar ahí y solo aguarda el invierno. Cuando se publicó el libro su éxito se propagó rápidamente por el Norte de Europa y el autor comenzó a recibir mensajes de leñadores que querían compartir sus experiencias. Y no creo que se quedara ahí la cosa, porque en este Sur somos mucha humanidad que depende también de la leña, de los árboles, del bosque.
Tuvimos suerte en este sentido porque poco después de la edición en castellano del libro de Lars Mytting apareció la visión navarra en forma de diálogo con el paisaje, de frases que son poesía. Es la narrativa de Hasier Larretxea, hijo de Patxi Larretxea, un mito como aitzkolari, el que usa el hacha, deporte muy popular y arraigado en el Norte, en Navarra y Euskadi. Su libro “El lenguaje de los bosques” (Espasa edit.) nos acerca todavía más a nuestra relación con la madera, a su olor, al tacto mientras caminamos y la descubrimos en forma de leña en el bosque. Lee lo que cuenta Hasier al comenzar “Este libro quiere ser el sendero que escojas cuando te adentres en un bosque. Este libro quiere que crezca un árbol en tu palma de la mano desplegada. Este libro quiere mostrar el aliento y la respiración de esos pasos pendiente arriba”. Este post desearía todo eso y mucho más, pero no somos Hasier Larretxea, el hijo del bosque o quizás sí, cada una a nuestra manera.
Mira sus capítulos: El sonido del hacha, Tierra, Raíz, Tronco, Rama, La hoja y su fruto, Árbol, El Bosque. Piérdete entre sus páginas y conviértete también en habitante de ese lugar que siempre nos ha protegido. A medio camino entre la biografía personal y familiar y el conocimiento del árbol y los usos de la madera Hasier consigue destapar nuestra curiosidad de un pasado rural que tiene mucho que contarnos, al que le hemos dado la espalda y que consiguió vivir del bosque, cuidando del bosque. Luego llegaron los planes a gran escala, talar árboles, cuantos más mejor, no importa cuales, ni los años que haga que estén creciendo en el mismo lugar y formen parte misma y esencia de él.
En estos tiempos ha pasado una cosa curiosa y preocupante a la vez, la madera se ha encarecido mucho en España y además no es fácil encontrarla según para qué uso.
Desde el año 2020 su precio ha subido un 400%, una locura. El mercado global de la madera es uno de los causantes, teniendo en cuenta que Estados Unidos es un principal comprador y ahora la busca en Europa. La triple crisis agrava todo, cierre de aserraderos, disminución en un 40% de los trabajadores de la madera comparado con los que había hace 20 años y una lucha ante los devastadores incendios de sexta generación, provocados por el Cambio Climático, a lo que se añaden las plagas consecuentes del desequilibrio ambiental del planeta. Una plaga de pequeños escarabajos de pino de montaña está empeorando en Europa, los inviernos más cálidos facilitan que estos insectos se propaguen con facilidad en más lugares del mundo y mientras, el árbol se convierte en madera y después en leña a un precio altísimo. Está la moda climática de construir con madera, una buena medida ambiental, pero tendría que ir acompañada de un programa de protección de los bosques que fomentara el equilibrio entre la tala y el crecimiento de árboles y respetara los bosques maduros, fuente de regeneración biológica y biodiversidad.
Claro que con madera hemos construido nuestra humanidad. Gracias a ella hacemos música y nos hemos alimentado más cómodamente con cucharas o hemos guardado tesoros memorables, construido puentes, casas, barcos… el imperio humano que ha llegado hasta el antropoceno. Lo explica muy bien el coordinador general del Gremi de Fusta i Moble de Catalunya, Salvador Ordónez, un apasionado de la madera, en un capítulo del programa Escala Humana que se emite en La2 y que presenta la arquitecta Núria Moliner. No te lo pierdas aquí.
Conscientes de que ya basta de cortar y quemar con desmesura aparecen gestos comprometidos y palabras como Upcycling una reutilización creativa también de la madera que fomenta la posibilidad de reaprovechar con técnicas para transformar el material recuperado. En eso es maestro Bruno Sève, arquitecto, urbanista y artista, profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. En 2019 publicó el libro “Upcycling Wood, reutilización creativa de la madera” (Icaria edit.) con el que aclaraba conceptos sobre el reciclaje y atribuía la reutilización en la historia de la humanidad a una economía de los medios. Por eso en algunas catedrales aparecen por ejemplo fragmentos de ruinas romanas, Las Termas de Diocleciano (300 d.C.) se reconvirtieron en la Basílica de Santa Maria degli Angeli por Miguel Angel en 1561, la reutilización de lo cercano de lo que ya había en el lugar era intrínseco en el uso del material ¿en qué momento se perdió? Para el autor, la madera es un paradigma para entender cómo generar un ciclo de vida responsable. Su materia orgánica no es tóxica, absorbe las radiaciones electromagnéticas de móviles, televisores y ordenadores además de regular la humedad en el interior de las casas. Es en definitiva, un referente fundamental para la denominada economía circular. A Bruno Sève, como a muchos de los diseñadores que usan madera recuperada, le encanta trabajar con el palé, alguien dirá que es una moda actual pasajera pero reutilizar los palés ya se hacía en los años veinte del siglo pasado. Su uso se remonta a la Segunda Guerra Mundial cuando el ejército de los EEUU los empezó a utilizar para desplazar millones de toneladas de carga militar de manera estandarizada. Es un residuo muy bien gestionado, se repara y reutiliza muchas veces y tiene regulaciones mundiales y europeas, aunque al final se descubre de nuevo abandonado en las calles de las grandes ciudades junto al contenedor de residuos. El plato fuerte de Sève es la Carpintería Recuperada. Como arquitecto recomienda siempre recuperar las balconeras de madera maciza y adaptarlas a la remodelación y se desilusiona cuando ve un buen número de puertas y ventanales de madera apoyados y abandonados también allí, en los contenedores.
Pero yo sigo con mi mantra cada vez que camino por un bosque talado. ¿Será necesario tantos árboles cortados? En el lugar donde vivo esos árboles entre los que paseo y me regenero, ese bosque en el que habitan muchos seres, que se enriquece con biodiversidad y limpia el aire que respiro, sufre muchas veces talas exageradas y amontona troncos en los claros. Sé que la madera se vende pasada la frontera y viaja kilómetros, recibo alertas de expertos que me indican que se sobrepasa el límite de poda, de corte, en pro de la madera, de la leña ¿Cómo parar? Sobre esta polémica ya he escrito en algún otro post. Como no hay vida sin materia orgánica, como no hay regeneración sin que crezca primero una semilla quiero empezar a pensar que buscar el equilibrio y encontrarlo también aquí es la solución. Por eso te animo esta vez a escuchar el podcast del programa en que hablé de iniciativas nuevas sobre plantación de árboles, desde una empresa que usa avances tecnológicos para replantar con árboles zonas degradadas por la contaminación industrial, hasta startups que facilitan apadrinar un árbol a distancia, online y seguir su plantación y crecimiento de la mano de las personas campesinas que lo mantendrán con vida, pasando por una poda exagerada de los cauces en los arroyos de Madrid. Todo lo tienes aquí, después de escuchar cómo hacer cerveza con pan, otro ejemplo de economía circular.
Disfruta y conoce, ahora ya lo sabes todo, o casi todo, sobre la madera.
Conoce a Pilar Sampietro
Soy periodista radiofónica especializada en ecología y cultura. Dirijo y presento Vida Verda en Ràdio 4, así como su versión en castellano, Vida Verde, en Radio Nacional de España (RNE) y Radio Exterior, programas sobre crisis climática y ecológica, biodiversidad, paisaje y cultura. En Radio 3 presento Mediterráneo, un espacio sonoro sobre música, efectos migratorios y cultura de los diferentes rincones del Mediterráneo. Además, colaboro habitualmente en blogs de ecología como Alterconsumismo (El País Digital), soy coautora de los libros El jardín escondido (Pol·len, 2013) y, más recientemente, La ciudad comestible (Morsa, 2018), donde exploro experiencias y propuestas para hacer más verdes las ciudades.