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Todo sobre la compra a granel

20 octubre 2020

La compra a granel disminuye el uso cotidiano de envases y ayuda a evitar el despilfarro.

Ir a comprar hoy en día a un supermercado o gran superficie significa regresar a casa con el cesto lleno de envases y embalajes de un solo uso. Prácticamente todo lo que consumimos (alimentos, productos de higiene o limpieza) lo encontramos en envases de usar y tirar.

Desde finales de los 70 –principios de los 80–, observamos cómo los envases reutilizables se empezaron a eliminar en favor de los envases de un solo uso. ¿Por qué? Principalmente, para reducir costes a la industria y favorecer a la gran distribución, que ha acabado imponiendo al consumidor decisiones que debería de tomar libremente, como la cantidad de unidades de un producto que quiere, evitando el desperdicio y el derroche alimentario.

 


Foto de Pexels

Además, los supermercados vieron que así se ahorraban los gastos de gestión, que pasaban a recaer en la sociedad a través de las tasas de recogida y tratamiento de residuos

Si nos fijamos en los principales alimentos líquidos, como la leche, el agua, la cerveza, los refrescos o los zumos, la cuota de mercado del vidrio pasó de un 74,1% en 1978 a un 22,1% en 2003. En ese intervalo, plásticos y cartones pasaron de suponer en su conjunto un 24% de los embalajes de bebidas a superar el 67%. Las latas de refrescos, por ejemplo, pasaron de ser una cosa excepcional a suponer el 11% de la cuota de mercado de envases para alimentos líquidos.

En otro tipo de productos, los comercios pasaron de envolver con papel o cartón a embolsarlos en plástico, usar film, papel de aluminio, bandejas de porexpán, cajas o  blísteres.

Es evidente que en 40 años se ha impuesto la cultura del usar y tirar, un cambio motivado, como hemos apuntado, por muchos factores. Además de los que ya hemos señalado, podríamos añadir también la reducción del consumo de producto fresco y su sustitución por comidas preparadas y por precocinados, con el correspondiente aumento de los envases asociados.

Son muchos los abuelos y abuelas que recuerdan que no hace tanto se vendía prácticamente todo a granel. No hablamos solo de frutas o productos cárnicos, que se han seguido vendiendo así en mercados y tiendas especializadas, sino también de otros productos como los cereales, granos, legumbres, harinas, pasta o café, si nos centramos en los alimentos.

La también llamada compra al peso lleva unos años sacando de nuevo la cabeza. Ahora, con un modelo actualizado, que ha requerido de una reestructuración para adaptarse a los tiempos que corren.

 

Ventajas de comprar a granel 

  • El granel permite comprar cantidades tan pequeñas o tan grandes como quiera el consumidor, ajustándose a sus necesidades y reduciendo el derroche de alimentos.
  • Además, sin embalaje, podemos ver claramente el producto, su calidad y su estado. Y evitamos la acumulación de envases que perjudican gravemente el medio ambiente.
  • En cuanto a los productores, vender a granel significa un gran ahorro en packaging, lo que hace que pequeños productores puedan acceder a este mercado y, en cambio, no al de las grandes superficies.

Aunque la mayor parte de comercios de venta a granel se dedican a la alimentación, cada vez se abren más tiendas especializadas también en la venta por volumen de productos de limpieza y estética, como detergentes, jabones, geles de baño, champús e, incluso, productos de belleza o perfumería.

 

Garantías sanitarias de la compra a granel

La compra a granel genera algunas dudas en cuanto a garantías sanitarias, pero los establecimientos que venden a peso deben de cumplir con la reglamentación técnico-sanitaria del comercio minorista y, en concreto, la específica de la venta a granel. Estas normas no son exactamente las mismas con las que se rigen el resto de comercios, porque la forma de venta es distinta,  pero las garantías sí son las mismas. 

  • Esta normativa obliga, por ejemplo, a ofrecer los productos alimenticios en estanterías o vitrinas lejos del suelo.
  • También se obliga a conservar hasta el final de la venta todos los sacos de todos y cada uno de los alimentos expuestos. “En este saco debe figurar información como el número de lote y el año de partida del envasado. Cada uno de estos sacos debe ir tapado y no puede manipularlo el consumidor, solo el responsable de la tienda”, apunta Marta Chavarrías, especialista de la Revista Consumer.
  • Cada producto debe disponer de un utensilio específico para servirlo y no deben de mezclarse entre productos.
  • Además, si echamos un vistazo a la lista de productos más vendidos a granel, vemos que se trata de productos de un bajo riesgo sanitario, “es decir, que no necesitan refrigeración, son estables a temperatura ambiente. Son alimentos más bien secos, tienen una actividad de agua muy baja, por tanto, los patógenos tienen más problemas para sobrevivir en ellos. Fideos, frutos secos, azúcar, sal, café o cereales tienen una vida útil muy larga”, añade Chavarrías.

 

Jabones, detergentes y cosmética a granel


Foto de Unsplash

La venta a granel incluye también detergentes, productos de limpieza, de cosmética natural, jabones y productos de higiene personal.  Por un lado, hay establecimientos que ofrecen productos industriales a volumen para el pequeño consumidor, aprovechando que este es un servicio habitual que se da a hospitales, hoteles o escuelas.

Pero lo más atractivo de los detergente, jabones y productos de limpieza que podemos encontrar a granel es que existe una oferta amplia de productos que son, además, ecológicos, biodegradables y sin compuestos químicos. Y suelen encontrarse en las tiendas en una especie de bidones con grifo, en el caso de los líquidos, porque también hay productos sólidos o en polvo.

También proliferan los comercios especialistas en cosméticos o productos de higiene personal de alta gama como champús, jabón en barra, desodorantes, aceites, perfumes o cremas, incluso de higiene para mascotas.

 

Recomendaciones para comprar a granel

La clave para comprar a granel y no generar residuos pasa por llevar envases reutilizables de casa. Así pues, antes de salir, se recomienda repasar bien la lista de la compra para poner en el cesto, la bolsa o el carrito los botes, contenedores o bolsas de tela reutilizables necesarios para lo que vayamos a adquirir.

En la tienda, normalmente, se da el bote de inicio a quien atiende para que lo pese y luego, una vez lleno, le reste la tara (el peso del bote).

Para servirse hay que utilizar los dispensadores de cada recipiente y no mezclarlos. Y al volver a casa, si se ha utilizado alguna bolsa de papel del comercio, podemos guardarla en el carrito tras vaciarla, para la próxima compra.

 

Escrito por Rut Vilar

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