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Tintes naturales

2 diciembre 2020

Son muchas las personas que usan tintes naturales para renovar su ropa. Te enseñamos cómo colorear tus prendas con ingredientes que puedes encontrar en tu despensa.

Nos gusta que nuestras prendas sean de calidad y duraderas, pero en ocasiones, estas dos grandes cualidades nos pueden llevar al aburrimiento y al “comprar por comprar”, promoviendo así la llamada “fast fashion” o moda insostenible.

Por eso son muchas las personas que en lugar de renovar su armario deciden colorear algunas de sus prendas. Y ya puestos con el slow life y slow fashion, debes saber que existe la posibilidad de hacerlo con ingredientes 100% naturales.

Esto nos aporta un extra de protección y cuidado a nuestra ropa, ya que en ningún momento utilizamos productos químicos, y además, contribuimos a un mayor respeto al medioambiente.

 

De un armario colorido a un mundo más apagado

Porque a escala mundial, la industria textil utiliza de seis a nueve mil billones de litros de agua cada año solo para teñir tejidos. Es como llenar más de dos millones de piscinas olímpicas de agua dulce y luego prohibir que alguien se bañe en ellas. Este gasto desmesurado de agua se suma al problema de cómo filtrar los residuos químicos que constituyen estos colorantes. Al ser un proceso costoso la mayoría de países productores de textiles lo aboca a los ríos de forma ilegal. Y al final, intentado hacer nuestra vida más colorida, estamos dejando un mundo más apagado.

Hace unos días te contábamos cómo hacer jabón casero y así reducir nuestra huella ecológica en el mundo. Hoy te enseñamos a fabricar tus propios tintes para ropa.

¿Quieres saber cómo? ¡Sigue leyendo!

Algunos de los alimentos que pueden servir para teñir la ropa son:

  • Té negro
  • Café
  • Vino tinto
  • Remolacha
  • Moras
  • Fresas
  • Piel de cebolla
  • Piel de naranja
  • Azafrán
  • Diente de león
  • Rosas
  • Canela
  • Hojas de verduras verdes (acelgas, espinacas, kale, etc)

 


Foto de True Blue Me and You

Desde que se descubrieron los tintes sintéticos —en los sesenta—, se ha menospreciado el conocimiento sobre el teñido natural, pero la crisis climática y la vuelta a los valores tradicionales de consumo, ha impulsado su renacimiento.

Un conocido artista textil mexicano, Portirio Gutiérrez, especializado en esta técnica,  explica que: “los colores que provienen de las plantas van más allá de la belleza, los tintes están conectados a un ser vivo, a un conocimiento y una sabiduría superiores”.

 

¿Cuáles son los mejores tejidos para teñir?

Siempre obtendrás mejores resultados con fibras naturales, ya sea lino, algodón, lana, cáñamo o seda, esta última por ejemplo es la que mayor resultado ofrece. Las fibras sintéticas, como la licra o el nilón, son muy complicadas de teñir, y aunque lo hicieras con tintes sintéticos no obtendrías resultado. Si por ejemplo no disponemos de ninguna prenda 100% de fibra natural, intentamos hacerlo con alguna que al menos tenga un mayor porcentaje.

 

El primer paso: fijar el color con mordientes

Antes de teñir debes preparar la pieza con mordientes. Los mordientes es lo que usan las tintorerías para fijar los colores, su función es facilitar la fijación de los pigmentos en las fibras textiles. Básicamente abren las fibras textiles para que el color penetre más.

Sin el uso de estos, igualmente teñiríamos la pieza, pero puede que el color no sea tan duradero.

Algunos de los tipos de mordientes:

  • Alumbre
  • Bicarbonato de sodio
  • Sulfato de cobre (este es específico para tintes de cortezas)
  • Sal
  • Vinagre

Nosotros vamos a hacer una combinación de tres mordientes. Utilizaremos sal, vinagre y mineral de alumbre. 

Lo primero es:

  • Llenar la mitad de la olla de agua.
  • Añadimos 4 cucharadas de sal, media taza de vinagre y el mineral de alumbre.
  • Lo dejamos hervir 1 hora.

No hay una fórmula mágica en cuanto a las proporciones, pero es cuestión de práctica. Pero debes tener en cuenta que la prenda tiene que quedar cubierta por el agua.

Y es muy importante vigilar el mineral de alumbre, pues no nos interesa que se disuelva todo, sino solo una pequeña cantidad de este. Cuando veamos que ha disminuido su tamaño, lo sacas y lo dejas secar para otro tinte.

Una vez haya transcurrido este tiempo de cocción, remojamos toda la tela en esta mezcla y la dejamos en la olla un buen rato (media hora mínimo).

¡Y ya empapada de mordiente, la tela está lista!

 

El segundo paso: crear el tinte


Foto de GettyImages

Una vez determinado el elemento con el que queremos teñir debemos tener claras 3 reglas básicas:

  • Necesitas la misma cantidad de tela que de pigmento.
  • Por una parte de pigmento añadimos dos de agua. (es decir, si tenemos un cuenco de acelgas, debemos poner dos cuencos de agua.
  • El tiempo de cocción es de una hora como mínimo. Sin que llegue a la ebullición.

Es importante apuntar, que si se desea un color intenso o tiñes con verduras y cortezas, es mejor dejarlo en remojo toda una noche o incluso 24 horas. Hay algunos que dicen que si lo remojamos las noches de luna llena se va a teñir mejor.

 

El tercer paso: teñir

Después de ese tiempo de cocción, tenemos que separar lo que sería el pigmento de la disolución:

  • Colamos lo que hay en la olla con qualquier colador que tengamos en casa, separando así el alimento-planta-raíz de el agua coloreada, es decir, el tinte,
  • Dejamos enfriar la disolución para poder trabajar mejor  la pieza.

Una vez tengamos el pigmento separado y enfriado ya podemos empezar a teñir. Puedes teñirlo todo, hacer degradado, o  tipo tye-die. ¡Lo que quieras! Eso sí, recomendamos que después de secar la tela, se planche para fijar así todo el proceso.

Puedes ver todos los pasos en este vídeo del canal Aprende con Momovipro.

¿Qué hacemos con el tinte restante?

 


Foto de GettyImages

Con el tinte restante, puedes teñir otra vez, sirve igual pero no será tan intenso como el primero. Por ejemplo, el segundo tinte nos sirve para hacer los degradados. Se pueden utilizar el tinte hasta tres veces (más ya casi no deja resultado).

Y con el agua restante puedes aprovechar para regar las plantas, siempre intentando buscar el residuo cero.

 

¡Prueba, crea, experimenta!

¡Y es así como acabaríamos con el proceso de teñir en casa! Como ves, no hay una ciencia cierta y son muchas las técnicas y los trucos que un@ puede utilizar para este arte. Todo se basa en empezar a teñir y practicar con lo que tengamos a nuestro alcance.

Pero ante todo, hemos aprendido que la renovación del armario no siempre implica comprar más, que hay métodos más respetuosos y sostenibles para nuestro medioambiente y además, mucho más divertidos.

¡Suerte!

 

Escrito por Núria Messeguer

 


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