¡Tu carrito actualmente está vacío!
Mira el centro de esta imagen, sí, es una mascarilla que flota en el agua y me gustaría contarte que las manchas que ves a su alrededor son restos orgánicos de la vida marina cercana. Pero no es así, esas manchas son del gasoil de las barcas que en verano se amontonan en los puertos de nuestro litoral. Y si la vista nos llevara más abajo, en ese rincón de puerto descubriríamos una acumulación de botellas y otros plásticos de un solo uso. ¿Son Residuos? claro, porque los humanos hemos decidido primero fabricarlos y después desecharlos al pensar que han perdido su utilidad. Cuando comencé este blog en Ecoluba, dediqué mi primera entrada al problema del plástico y di una buena noticia, desde Octubre Inglaterra decidió prohibir las pajitas de plástico y los bastoncillos, unos meses antes de la decisión de la Unión Europea que las ha prohibido este pasado mes de julio. ¿Pero tú ves a tu alrededor que algo haya cambiado? en el bar donde puedes volver a tomar un refresco con hielo ¿te lo sirven ahora sin pajita y sin vaso de plástico? me temo tu respuesta.
Volvamos a la mascarilla que todavía forma parte de nuestra vida. ¿Cuántas utilizas a la semana? Un estudio de REZERO https://rezero.cat/es/ entidad creada para avanzar hacia la reducción de residuos, indica que si la población de la Península usamos dos mascarillas quirúrgicas de un solo uso a la semana, hecho que suma 94 millones de mascarillas desechadas, generamos en ese período 220 toneladas de propileno. Este material, el propileno, es un producto que se obtiene durante el craqueo térmico de varios combustibles como la nafta y el gas licuado del petróleo. Es necesario que sepas lo que llevas pegado a la boca y la nariz, así que prudencia en su uso y alarga su vida lo que puedas. El movimiento internacional Break Free From Plastic https://www.breakfreefromplastic.org/ indica que a nivel global el consumo de una mascarilla desechable al día supone la generación de 3 billones de mascarillas al año, una fabricación insostenible para el planeta. También son de plástico los filtros de los cigarrillos, en concreto están hechos con acetato de celulosa, un material no biodegradable y las personas fumadoras se llevan a la boca más de un filtro al día, así que ya puedes imaginar los billones de colillas plásticas generadas al año en el planeta. Este verano en las redes he leído que la moda en la costa ahora es fumar en el agua y lanzar la colilla al finalizar el pitillo… magnífico. Te propongo otra imagen:
Este pez llevaba una compresa en la boca, también fabricada con celulosa no biodegradable. El pez forma parte de las 135 especies marinas mediterráneas que cada día ingieren objetos de plástico o acaban atrapados en ellos. La imagen está captada en nuestra geografía, en la costa catalana, nada lejos y bajo el pez se apunta el resultado de la pesca del día, una caja llena de botellas de plástico y muchos otros residuos. Entonces ¿qué hacer para evitar que nuestra huella no sea tan grande que alcance el tiempo de no retorno? Los expertos ya alertan de que estamos a punto de llegar a ese momento y entonces no habrá solución posible para regenerar nuestro planeta. Importa más lo que hagamos en el camino que el horizonte de la fecha concreta de ese no retorno. Sí, vuelvo a hablar de regeneración porque cada vez estoy más convencida de que esta es la única fórmula, el único valor para asegurar la vida en la tierra. Esa visión que permite poner en el centro de cualquier acto la vida, es la que hace falta para rediseñar nuestras empresas, economías y tecnologías, facilitando que sean regenerativas y no destructivas. Porque el problema es que desde la invención de la industria no paramos de fabricar, hemos creado un loop de necesidades basadas en objetos creados a partir de la extracción fósil, de minerales y derivados del petróleo y a pesar de las voces de alerta, nada indica que queramos parar. Cambiemos el discurso y usemos una motivación inteligente y consciente para transformar “lo mismo de siempre”. Se trata de practicar el cuidado de los otros seres, los humanos y las otras especies, en todo lo que hagamos, nos daremos cuenta y vuelvo a citar a Daniel Christian Wahl que de hecho somos seres relacionales en un mundo donde todo afecta a todo lo demás y como resultado, el cuidado de otros es el cuidado propio. Entonces, demos salida a lo que ya tenemos y aprovechemos sus posibilidades. Me interesa mucho la visión de Javier Peña, director de la escuela de diseño Elisava y experto en materiales. De él nació esa frase que indica que las nuevas minas son los vertederos, allí están los elementos necesarios que deben reconstruir nuestra vida rodeada de objetos, de materiales. Cuando Peña dice que hay que recuperar la soberanía de materiales entiendo que está dando un espaldarazo a la extracción de materia orgánica, para centrar los objetivos en la recuperación del residuo industrial y su conversión en un objeto perdurable y con utilidad. La materia prima es ahora el plástico, el vidrio, el papel o la cerámica que desechamos. Reducir las montañas de residuos que hemos generado, devolver a la tierra la vida que nos facilitará el alimento, es un objetivo urgente. Te propongo visualizar algunos ejemplos que se están desarrollando en este camino.
Esta toalla está hecha con un 40% del poliéster de las botellas de plástico recogidas en el mar mediterráneo, recuerda la última pesca del pescador de hace un rato, y un 60% de algodón reciclado. Sus fabricantes aseguran que el poliéster reciclado no necesita una nueva extracción de aceite (derivación del petróleo) para crearse, hecho que permite ahorrar un 50% de energía en comparación con la producción de poliéster virgen. Nueva vida para el plástico en forma de toalla, de plástico sí, pero con un uso que visibiliza bien el problema que tenemos. Fíjate en la acción de Boyan Slat que ahora tiene 27 años, junto a la organización a la que pertenece Ocean Cleanup https://theoceancleanup.com/ ha ideado un sistema de barrera, el prototipo System 001/B con el que retirar grandes cantidades de basura flotante en los Océanos. Sus primeros ensayos en la costa de California no tuvieron mucho éxito, pero ahora con el sistema ya reforzado han anunciado que han comenzado a tener éxito en la limpieza de plásticos en la Gran Área de Basura del Pacífico, entre Hawaii y California. Quién sabe, quizás de esos plásticos nazca dentro de poco el bolígrafo que usarán en sus oficinas o el caparazón de sus portátiles. Porque finalmente nuestra huella no queda solo en la recuperación del material sino también en el ciclo de vida, el uso de energía y los kilómetros que realiza ese nuevo material que usaremos. Mejor siempre cerca, de bajo impacto y de larga vida.
Lo que ves es el paraje frágil y amenazado de La Ricarda en la localidad del Prat del Llobregat. Es un espacio natural protegido por la Unión Europea, forma parte de la Red Natura 2000, tiene una biodiversidad muy particular debido a sus 300 años de historia natural y fértil que no puede volver a emularse en otros terrenos. Además, al formar parte del Delta del Río Llobregat, contribuye a la limpieza de las aguas y garantiza el consumo de agua potable en el área metropolitana, es la zona húmeda menos modificada y con hábitats más consolidados. Pero tiene un problema, es grave, el Aeropuerto del Prat que se construyó en su límite quiere crecer y la amenaza con desaparecer. ¿Qué tiene que ver ampliar el Aeropuerto del Prat con preservar ese pequeño espacio natural? ¿Es comparable la ganancia y el beneficio? ¿Tu, hacia donde decantas la balanza? Tienes que saber que la aviación constituye, con gran diferencia, el medio de transporte que genera más emisiones de gases efecto invernadero por pasajero transportado. Sólo en 2019 el Aeropuerto del Prat generó 8,4 millones de toneladas de CO2, más del doble de todas las emisiones derivadas del consumo de energía de la ciudad de Barcelona. ¿Te imaginas qué supondría si se amplía finalmente el aeropuerto?, tiene previsto pasar de 55 a 77 millones de pasajeros al año. La zona de los humedales del Llobregat y los campos de cultivos que ahora aseguran buena parte de la alimentación de Barcelona se verían gravemente afectados si no desaparecidos, porque junto a la ampliación de la tercera pista de aterrizaje también está previsto que diferentes trenes de Alta Velocidad lleguen hasta el Aeropuerto del Prat. Resulta paradójico pensar que las mismas Administraciones que firman planes de reducción de emisiones de acuerdo con la legislación ambiental y declaran la Emergencia Climática, luego deciden ampliar con gran impacto la infraestructura de un aeropuerto, lo más contrario a la lucha contra el cambio climático que existe. Los Ayuntamiento de El Prat del Llobregat y de Barcelona ya se han posicionado en contra de la decisión de la Generalitat de Catalunya y el Gobierno de España y el próximo 19 de septiembre la ciudadanía está llamada a una manifestación para mostrar su rechazo. En ese escenario de triple crisis, con acumulación de residuos y contaminación incorporada, transitemos hacia una movilidad que priorice el transporte con menos emisiones y facilite la comunicación de las personas, de todas, no sólo las que de manera esporádica usan el avión. Porque finalmente el combustible del avión provoca un residuo que contamina y el planeta ya no está para asimilarlo.
Pilar Sampietro.
Conoce a Pilar Sampietro
Soy periodista radiofónica especializada en ecología y cultura. Dirijo y presento Vida Verda en Ràdio 4, así como su versión en castellano, Vida Verde, en Radio Nacional de España (RNE) y Radio Exterior, programas sobre crisis climática y ecológica, biodiversidad, paisaje y cultura. En Radio 3 presento Mediterráneo, un espacio sonoro sobre música, efectos migratorios y cultura de los diferentes rincones del Mediterráneo. Además, colaboro habitualmente en blogs de ecología como Alterconsumismo (El País Digital), soy coautora de los libros El jardín escondido (Pol·len, 2013) y, más recientemente, La ciudad comestible (Morsa, 2018), donde exploro experiencias y propuestas para hacer más verdes las ciudades.