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El pasado fin de semana nos levantamos con esta noticia: “El Gobierno de Boris Johnson ha iniciado la tramitación parlamentaria de la ley que reconocerá que los animales son seres con sentimientos”.
Animal Sentience Bill (Ley de la Capacidad Animal de Sentimiento) supervisará que todos los departamentos del Gobierno procuren que sus medidas y políticas futuras no tengan un efecto adverso sobre el bienestar de los animales como seres sintientes.
Las leyes propuestas contemplan el trato y protección de animales domésticos y salvajes, su comercio internacional y una regulación especial para la industria ganadera.
Además, una nueva división policial se especializará en controlar el robo de mascotas, que se ha visto incrementado de manera especial durante toda la pandemia.
Otras de las cosas que van a cambiar, es la obligatoriedad del microchip de los gatos para identificar a su propietario. También se prohibirán los collares de entrenamiento que someten al animal a pequeñas descargas eléctricas.
Estas nuevas leyes reducirán al mínimo el tráfico internacional de seres vivos y prohibirán muchas prácticas: se prohibirá la posesión de primates como animales de compañía o la caza de liebre con perros, ya no se podrán utilizar las trampas diseñadas para que el animal quede pegado a ellas, se declara ilegal la exportación o importación de trofeos de caza. También se vetarán el tráfico de marfil o de aleta de tiburón.
Y esto no acaba aquí: también se estudiará la prohibición futura de importación de foie gras, que se obtiene a partir de la inflamación provocada en el hígado de la oca con exceso de alimentación. Actualmente en el Reino Unido está prohibida su fabricación, pero no la importación. Aunque existen países que ya lo tienen todo prohibido. Pero aun así, hay países que aun es legal, como en Europa solo está permitida su fabricación en España, Francia, Bélgica, Hungría y Bulgaria.
Foto de GettyImages
En el sector de las granjas, el Gobierno británico promete acabar con la exportación de los animales vivos para su engorde y/o sacrificio, introducir medidas que aseguren el bienestar del ganado durante el transporte y dotar a la policía de nuevas capacidades que le permitan inspeccionar las cuadras, establos, jaulas y mataderos.
“Respetar el bienestar animal no solo supone hacer lo correcto, sino que puede tener un papel clave en el desafío medioambiental al que nos enfrentamos, como es el cambio climático, así como a retos como la resistencia a los antibióticos o la prevención de nuevas pandemias”, tal y como dijo Claire Bass, directora ejecutiva de Humane Society International UK.
¿Qué pensáis de todo esto? ¿Sería necesario que todos los países se preocuparan para crear una legislación alrededor del bienestar animal? Te escuchamos.