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Los jabones sólidos, el “salvavidas” de la humanidad

18 abril 2023

¿Sabías que el jabón se inventó hace más de 4.000 años y que los médicos no empezaron a lavarse las manos en las operaciones hasta el siglo XIX? Aquí aprenderás todo esto y mucho más sobre los jabones sólidos y su historia qu es de lo más fascinante.

Lo primero que tienes que saber es que existen muchas clases o tipos de jabones,  entre las que destacan los líquidos que pueden actuar como gel o champú, los ecológicos, los neutros y, por supuesto, los sólidos sobre los que nos vamos a centrar en est artículo.

Los jabones sólidos son una alternativa cada vez más popular a los jabones líquidos. Aunque su origen se remonta a la antigüedad, hoy en día están experimentando un resurgimiento debido a su impacto ambiental reducido y a su eficacia en la limpieza de la piel.

  • ¿Qué son los jabones sólidos y en qué se diferencian de otros?

Los jabones sólidos son una forma de jabón que se presenta en una barra sólida en lugar de en forma líquida. Están hechos de una combinación de grasas y aceites, que se mezclan con una solución de hidróxido de sodio (sosa cáustica) y agua.

Esta mezcla se somete a un proceso llamado saponificación, que convierte los aceites y grasas en jabón. Su origen se remonta a la antigüedad y en el próximo párrafo os ampliamos información.

Los antiguos babilonios ya utilizaban una forma primitiva de jabón para la limpieza personal. Los antiguos egipcios también lo usaban, y los romanos lo fabricaron a gran escala. Sin embargo, el jabón sólido no se popularizó en Europa hasta la Edad Media.

La historia de los jabones sólidos comenzó en el Yacimiento de Fullonica de Stephanus (s. I d.C)                                                                                                                                                                    

 Durante la Edad Media, los jabones sólidos se fabricaban en pequeñas cantidades en los hogares. Su fabricación era un proceso laborioso y peligroso, ya que la sosa cáustica es un producto químico corrosivo.

Afortunadamente, para producción hoy en día se usan otros productos menos contaminantes y tóxicos.  Sin embargo, con el tiempo, la fabricación de jabón se industrializó y se convirtió en una industria importante.

Hoy en día, los jabones sólidos forman parte de la industria ecológica y ha sido un elemento que se ha sabido adaptar para no contaminar. De hecho, mientras que los jabones líquidos suelen venir en envases de plástico  los sólidos no.

Y es que los plásticos son difíciles de reciclar y muchas veces acaban en el mar en forma de microplásticos.

Este es un problema que se evita con los sólidos, ya que vienen envueltos en papel o cartón, que son más fáciles de reciclar o compostar.

Además, los jabones sólidos suelen ser más eficaces en la limpieza de la piel que los jabones líquidos.

Por otro lado, los líquidos suelen contener una gran cantidad de agua, lo que puede diluir la concentración de los ingredientes activos. Los jabones sólidos, por otro lado, no contienen agua y suelen tener una concentración más alta de ingredientes activos.

  • Los jabones sólidos: todo empieza con una leyenda

Cuenta la leyenda que el jabón fue descubierto accidentalmente en Roma por unas mujeres que lavaban la ropa en las aguas del río Tíber, a los pies del monte Sapo. Del río bajaba una sustancia que, mezclada con las aguas del río, hacía que la ropa se lavara mejor.

Y es que en la cima del monte se efectuaban sacrificios de animales a los Dioses, la grasa animal, mezclada con las cenizas de las incineraciones eran arrastradas monte abajo por las lluvias y se mezclaban con otros materiales que componían el suelo arcilloso.

Esta sustancia estaba compuesta por ácidos grasos (grasa animal) e hidróxido de potasio (ceniza y agua), que son los ingredientes que dan lugar al jabón.

Aunque toda historia peque de veracidad, el que sí que es un hecho, es que “sapone” en italiano significa “monte sapo” y la que saponificación, hoy en día es el proceso químico que da lugar al jabón.

(Leyenda extraída del estudio:  Historia del Jabón de la antigüedad al siglo XXI” del Centro de Educación Casa de Campo, en Madrid).

  • Los fenicios, nuestros primos hermanos

Como sabemos, los romanos fueron muy hábiles para apropiarse del intelecto y patrimonio de otras culturas.  Un profesor de latín siempre nos decía que “los romanos eran como los chinos de ahora, lo hacían todo igual que los otros y a mejor precio”.

En realidad. los historiadores creen que el jabón se inventó hace más de 4.000 años  en la antigua región de Mesopotamia. Allí se han encontrado tablillas de arcilla obtenidas de hervir potasio, resina y sal, y principalmente tenía usos medicinales.

Pero toda civilización tarde o temprano terminó desarrollando su jabón particular. En el año 1.500 a.C tanto los sirios, como los egipcios y los fenicios habían desarrollado sus propios jabones.

Los sirios los fabricaban en la ciudad de Alepo, de ahí el nombre del jabón, y estaba compuesto principalmente por aceite de oliva y aceite de laurel. El  jabón de Alepo goza de mucha fama y reconocimiento y se sigue vendiendo en la actualidad.

Los egipcios tenían una fórmula un poco más particular. Su jabón se conseguía mezclando natrón (que es un carbonato de sodio mineral extraído de los lagos salados después de la evaporación del agua),  tierra de batán y altramuces machacados, posteriormente remojados en agua de lluvia.

El jabón fenicio en cambio, nos recordará mucho al de nuestras abuelas aunque lleven más de 2.000 años. Su receta estaba compuesta por aceite de oliva y sosa cáustica (o carbonato de sodio) obtenida a partir de las cenizas de la combustión de plantas halófitas (plantas que viven en las salinas) como la salicornia o la salsola.

Otro jabón muy típico y que también se sigue fabricando hoy en día es el jabón de Marsella.  Las famosas fábricas se establecieron en el siglo XIV en esta ciudad francesa y está elaborado con aceite de oliva, agua del mediterraneo, sosa cáustica y cenizas de laurel. Una curiosidad de éste, es que en  el año  1682 Luis XIV hizo guillotinar a tres fabricantes cuyos jabones le habían irritado la piel.

  • El jabón como vacuna y medicina

Mucho se habla estos días de la importancia de la vacunación y de cómo ésta termina siendo un acto de empatía por la  sociedad. Y es que ¿de qué sirve una vacuna si solo se la ponen cuatro? Pero como todo en esta vida, habrá quienes sean más o menos reticentes a estos métodos, y al final toda opinión debe ser válida y entendible.  Pero no todas las vacunas tienen que inyectarse en sangre, porque hay algunas que salvan igualmente vidas  solo con su uso.

A mediados del siglo XIX los hospitales tenían tantos muertos en sus instalaciones que la gente los llamaba Casas de Peste o Casas de la Muerte. Según las fuentes de la época, los cirujanos solían afilar sus bisturíes contra la suela de sus botas, una práctica que imitaba a los peluqueros.

En esa época las mujeres que daban a luz tenían una alta tasa de mortalidad, tasa que se triplicaba si el parto tenía lugar en un hospital y no en una casa.

  • El uso de medidas sanitarias gracias al jabón ayudó a salvar muchas vidas

Ignaz Semmelweis, un médico de origen húngaro que trabajaba en Viena, después de observar este fenómeno durante meses, concluyó que esta gran tasa de muerte se debía a que los médicos y estudiantes de medicina pasaban de analizar cadáveres y vísceras a la mesa de partos.

Sin lavarse las manos, los profesionales sanitarios llegaban al parto con partículas de tejidos necrosados. Nadie terminó de tomarse en serio la advertencia de Semmelweis hasta que un amigo suyo durante una autopsia se cortó accidentalmente con el bisturí y terminó muriendo con un cuadro muy similar al de las madres y los recién nacidos.

La costumbre de lavarse las manos pasó a ser una práctica habitual, y las muertes por infecciones como el cólera o el tifus se convirtieron en cosas del pasado.

Supongo que a veces cabe refrescar estos conceptos ya que según la OMS el 70% de los trabajadores sanitarios del mundo no se lavan las manos. En España, una cuarta parte de la gente no se lava las manos después de usar el baño.

  • El 2023 más jabón auténtico, menos químicos

A pesar de que el jabón haya sido un avance en cuanto a la contención y erradicación de enfermedades, a día de hoy, nos hemos acostumbrado al uso de jabones que ya no se parecen a los de antaño.

Desde hace menos de 100 años, y con el gran avance de la industria química, los jabones tanto de uso corporal, como los de la limpieza del hogar o la ropa, están compuestos en gran medida por componentes químicos que pueden ser nocivos para el medioambiente y perjudiciales para nuestra salud.

Son varias las voces que hablan de la influencia del cambio climático en el desarrollo de este tipo de epidemias de largo alcance. La ruptura del equilibrio natural, dicen, ha jugado un papel decisivo en la situación.

Y es por eso que, una de las cosas que queremos recalcar este año es el gran potencial del jabón natural, ecológico y tradicional. Para contribuir así a una mejora de la higiene y de la salud, además de contribuir así  a un planeta más limpio y cuidado.

Escrito por Núria Messeguer


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