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Los residuos de envases originados por el comercio electrónico y la entrega urgente de paquetes a domicilio en China alcanzaron los 9,4 millones de toneladas durante 2018, más del triple del peso de la cantidad de té que produjo el país durante ese mismo año. Este es uno de los muchos datos que recoge un informe publicado por Greenpeace y la Federación de Medio Ambiente de China sobre el impacto del comercio electrónico en la proliferación de residuos plásticos en el país asiático.
El disparo del consumismo, las emisiones de gases contaminantes procedentes del transporte y la generación creciente de residuos conforman, principalmente, la huella ambiental que deja el comercio electrónico, cuyo crecimiento se ha disparado durante la pandemia. Y uno de los principales mecanismos que genera esa insostenibilidad es la presión del consumidor por tener en casa el producto comprado de forma digital lo más pronto posible. La llamada entrega rápida o instantánea, bandera del gigante del comercio electrónico Amazon, ha hecho crecer el tráfico en áreas residenciales y, con ello, la contaminación.
El 25% de las emisiones totales de gases contaminantes procede del transporte y, en cuanto a la congestión urbana, el 20% del tráfico en las ciudades es consecuencia del transporte de mercancías.
Además, el sistema del comercio online, con una política de devoluciones muy flexibles que provoca, a menudo, la ida y venida de mercancías y también el abastecimiento desde diferentes centros de distribución de los diversos productos de un mismo pedido aumentan el despilfarro energético.
Ante esta situación, y la preocupación de los grandes del comercio online porque su público, a la vez que demanda una entrada rápida de los productos adquiridos exija un transporte más eficiente, la industria busca posibles alternativas que disminuyan ese impacto ambiental del negocio.
¿Conciencia real o Greenwashing?
Nacex, la firma de mensajería urgente de paquetería y documentación, asegura que durante 2020 consiguió reducir un 35% las emisiones de CO2 generadas por expedición. Para lograr esta reducción, la compañía ha centrado sus esfuerzos en mejorar la eficiencia de la última milla reduciendo el número de desplazamientos con diferentes iniciativas, entre las que ha resultado fundamental potenciar la entrega a través de su red de establecimientos comerciales y Smart lockers, reduciendo así las entregas puerta a puerta.
El año pasado, el director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, también anunció un amplio plan de lucha contra el cambio climático, incluido el cumplimiento del acuerdo de París. Bezos aseguró que 10 años antes de lo que marca la normativa (2050), su compañía logrará la neutralidad en cuanto a las emisiones de carbono. En esta línea, la empresa estadounidense ha comprado 100,000 nuevos vehículos eléctricos de entrega y planea comenzar a usarlos este 2021. Se espera que 10.000 estén en funcionamiento los próximos dos años. Y toda la flota, en 2030.
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También Etsy, consciente de que el transporte marítimo es responsable del 98% de su impacto de carbono anunció que planea cumplir con la producción neutra de carbono a través de lo que se llama compensaciones: no dejará de usar este tipo de transporte al 100%, pero invertirá en proyectos de generación de energía eólica, en la protección forestal y en el diseño de componentes de automóviles que contaminen menos.
Como Ikea, que se ha comprometido a la entrega a domicilio sin emisiones. Y FedEx y Ryder, que se han unido para la compra de 1.000 camionetas eléctricas que ya han puesto en la carretera para sus servicios de envíos.
El camino hacia un comercio digital más sostenible
Expertos en movilidad sostenible proponen algunas medidas que pueden ayudar a reducir la huella ambiental que deja el comercio online.
Trabajar en la colaboración público-privada para reducir el impacto ambiental en el transporte de mercancías. En Madrid, por ejemplo, varias empresas colaboraron con el Ayuntamiento y la Empresa Municipal de Transporte (EMT) para centralizar las rutas de reparto con vehículos eléctricos. Barcelona, por su parte, posee una plataforma que funciona como muelle de carga y descarga, mientras que en Londres se creó un centro de consolidación urbana para la centralización de los envíos en un mismo punto.
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- Tener un entorno regulatorio sólido que determine las pautas a seguir por todos los actores del proceso.
- Para que la gestión de la última milla sea eficiente, proponen tener instalaciones, infraestructuras, igualmente eficientes. En este sentido cobran especial importancia instalaciones como los almacenes y las zonas de carga y descarga, así como infraestructuras más recientes como los ‘lockers’ o buzones de entrega repartidos en puntos estratégicos de cada ciudad.
Desarrollo y uso de nuevas tecnologías que van desde el big data para la optimización de rutas, a la instalación de taquillas inteligentes o el uso de patinetes eléctricos en envíos dentro de un mismo núcleo. También se trabaja en el desarrollo de embalajes reciclables, el envío con drones, vehículos autónomos o robotización de todo el proceso.