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Conservas el batch cooking de nuestras abuelas

15 enero 2021

Las conservas están muy arraigadas a la gastronomía y economía del país. Te contamos su historia y la receta de tres de ellas para que te inicies en este mundo de la cocina atemporal.

En estos tiempos modernos, de prisas y carreras, el batch cooking parece la solución definitiva. Esta tendencia que está arrasando en las redes significa literalmente “cocinar por lotes”, y se refiere al hecho de cocinar en un día, platos para  el resto de la semana.  Ya sea cremas de verduras, arroz, pistos para acompañar tus segundos platos… ¡Lo que sea!

La primera vez que escuché este nombre fue a través de una mujer que decía: “es que mientras hago las verduras al horno, hiervo arroz y hago el puré con la thermo y solo con esto tengo un montón de comidas hechas”. Así pues, entendemos el batch cooking como la planificación, el adelantarse a las necesidades, el aprovechar cuando se tiene tiempo para cocinar y luego conservar los alimentos.

A mi parecer, este método revolucionario no es más que lo que hacían nuestras abuelas, madres o tías con sus fiambreras y como no, con sus conservas.

Y es que el arte de las conservas va más allá de la planificación, sino que en sí, es un estilo de cocina, que en nuestro país es una cultura y una tradición, como toda la gastronomía que tenemos.

España, el país de las conservas

Actualmente, España es uno de los principales productores de conservas del mundo, donde la variedad de alimentos en conserva va desde las frutas y las carnes, hasta los mariscos y vegetales.

20 minutos publicó que el principal producto exportado de España es el atún en conserva (representa el 60% del volumen), seguido de las sepias y calamares (supone el 9% del volumen). Francia, Portugal y Reino Unido, son los principales compradores del mercado de conservas español, mientras que fuera de la Unión Europea destacan: Estados Unidos, Suiza y Argelia.

¿Cómo preparar una conserva en tu casa?

Y con todo esto, te estarás preguntando: ¿Cómo se prepara una conserva?

El mundo de las conservas se caracteriza, ante todo, por ser muy variado: desde las conservas de pescados, pasando por las de hortalizas y llegando a las mermeladas, porque sí, las mermeladas también son un tipo de conserva.

Pero vamos a centrarnos en tres recetas muy fáciles y también muy prácticas que podrás usar para planificar tu semana y tus comidas.

¡Empezamos con el batch cooking de nuestras abuelas!

 

Conserva de Tomate


Foto de GettyImages

 

En primer lugar, necesitamos botes de cristal, muy muy limpios, pues la limpieza de éstos garantizará una buena y duradera conserva.

Se recomienda usar tomates de pera o cor de bou, ya que estos dan un buen resultado.

Pasos a seguir:

  1. Escaldar los tomates.
  2. Quitarles la piel e impurezas.
  3. Partirlos en dos mitades (o más, eso va al gusto de cada una).
  4. Ponerlos en un bote; muy apretados y hasta el tope de éste (no pueden quedar huecos, porque sino cogen aire y se estropean).
  5. Tapar el bote.
  6. Hervir los botes al baño maría a temperatura media durante 20-30 min.
  7. Una vez hervidos, dejar los botes en su agua y esperar a que se enfríen.
  8. Secar los botes y ponerlos boca abajo durante 24 horas.

El resultado es un tomate hervido que nos puede servir para guisos, salsas o condimentos. Incluso hay quienes se lo comen crudo con un poco de aceite y sal. Este tipo de conserva años atrás se hacía a finales de agosto y principios de septiembre, final de la temporada de tomates.

La conserva de tomate puede durar hasta un año o más conservada. En el caso de que haya salido mal, al abrir el bote “peta”, es decir, hace como una pequeña explosión o tiene un mal color.

 

Conserva de Pisto


Foto de Comparterecetas

 

El pisto es un plato elaborado con: berenjena, pimiento verde y rojo, zanahoria, cebolla, calabacín. Lo hacemos en la sartén, primero ponemos las cebollas, después el calabacín y los pimientos y por último la berenjena.  Durante la cocción se recomienda también añadir unas hojas de laurel para sazonar la mezcla.

Una vez terminado, y para conservarlo, debemos seguir el mismo proceso que con el tomate: rellenar el bote hasta arriba, sin que queden huecos, hervir al baño de maria durante 20 min, dejarlo enfriar y reposar los botes boca abajo durante 24 horas.

La conserva de pisto dura en el tiempo, menos que la de tomate, aproximadamente medio año. Pero ésta es una gran y buena alternativa, pues con un bote de conserva de pisto arreglas una y hasta varias comidas y el sabor es incluso mejor que el recién hecho.

Mermelada de Naranja


Foto de GettyImages

 

Aprovechando que es tiempo de naranjas, podemos elaborar mermelada con ellas y así acompañar nuestros desayunos.

Pasos a seguir:

  • Lavamos y pelamos la naranjas, reservamos la piel de la naranja troceada pero sin su parte blanca.
  • Troceamos la pulpa de la naranja y retiramos las pepitas, si las tiene.
  • Ponemos la pulpa de naranja junto con la piel a cocer en un cazo durante 40 minutos a fuego lento; moviendo de vez en cuando la naranja para evitar que se pegue.
  • Transcurrido el tiempo añadimos el azúcar (500 gramos)  y el zumo de limón; cocinamos durante 15 minutos más.
  • Dejamos enfriar de un día para otro y estará lista para comer.

La mermelada casera puede aguantar en nuestra despensa de 1 a 3 años por lo menos.

 

Las conservas: origen e historia


Foto de GettyImages

 

Las conservas son casi tan antiguas como el hombre, ya que desde los inicios de la humanidad, el hombre ha tenido que apañárselas para conservar sus alimentos.

Los primeros alimentos previamente conservados fueron el trigo y la cebada secados al sol. Pero la conserva más próspera del mundo antiguo fue la del salazón. El pescado salado, secado o en escabeche fue alimento popular desde Cádiz hasta Asia Menor, desde Atenas hasta Alejandría y las ciudades del mar Negro. También los chinos conocían este método, los cuales recomendaban que se dejara flotar una semilla de loto sobre la salmuera, como para probar que estaba en su punto: si no se hundía significaba que tenía la sal necesaria.

Aunque la mayoría de recursos que utilizaban los antiguos eran naturales, también conocían algunos aditivos químicos para mejorar los procesos de conservación. Es el caso del  ácido benzoico que se extraía de las ciruelas y de los arándanos y ayudaba a conservar el pescado.  También el ácido tartárico, extraído del jugo del tamarindo, fue utilizado con fines de conservación de alimentos en las regiones de Asia. Asimismo, el ácido más fuerte de la antigüedad era el vinagre, utilizado para prolongar el buen estado de algunas sustancias comestibles.

Los quechuas para disponer de patata durante todo el año, la congelaban y la secaban simultáneamente, hasta conseguir el chuño (patata deshidratada). Durante la Segunda Guerra Mundial, los nutriólogos de los ejércitos aliados descubrieron el valor del chuño y, a partir de éste, inventaron los hoy tan comunes purés instantáneos.

 

Escrito por Núria Messeguer
Foto portada de GettyImages

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