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Cambio climático y los animales

29 marzo 2021

Más de 60.000 koalas fueron víctimas de los incendios forestales ocurridos en Australia durante el llamado Verano Negro, que comenzó en septiembre de 2019 y se alargó hasta febrero de 2020. Se calcula que unos 30.000 murieron en todo el país, el resto sufrieron lesiones, traumas, inhalación de humo, estrés por calor, deshidratación, pérdida de hábitat, escasez de alimentos, aumento del riesgo de depredación y conflicto con otros animales después de huir a un bosque no quemado, según un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF-Australia). Esos incendios calcinaron un área similar a la de Uruguay y afectaron a más de 3.000 millones de animales.

Los expertos coinciden en que el cambio climático hace que los incendios forestales sean cada vez más peligrosos e incontrolables. El origen de estos incendios está en la combinación de olas de calor prolongadas, sequías acumuladas y baja humedad que, junto a una vegetación muy seca, bosques sin gestión y periodos de riesgo cada vez más largos, provocan que el fuego sea “más rápido y de una virulencia nunca vista”, de acuerdo con el informe El Planeta en llamas de El Fondo Mundial para la Naturaleza, la mayor organización  internacional independiente dedicada a la defensa de la naturaleza y el medio ambiente.


Foto de Unsplash

 

Una de las principales consecuencias del cambio climático es el aumento generalizado de temperaturas, provocado sobre todo por los efectos de la actividad humana sobre el medio ambiente; el nivel del mar sube, las y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. Muchos animales son especialmente sensibles a estos cambios. Cada especie tiene una serie de condiciones climáticas (humedad, temperatura) en las que se han venido desarrollando durante siglos, pero el calentamiento global está alterando estos patrones.

Cuando las condiciones meteorológicas son desfavorables hasta el extremo, los animales tienen tres opciones:

  • Adaptarse al nuevo hábitat
  • Marcharse
  • Perecer

Está ocurriendo que algunos animales diurnos pasan a tener una actividad nocturna porque se sienten más cómodos durante la noche, cuando las temperaturas bajan. Otros, en cambio, han cambiado sus patrones de migración y se desplazan al norte, en búsqueda de temperaturas más bajas, o bien hacen lo contrario y dejan de migrar.


Foto de Unsplash

 

Como las cigüeñas que antes iban a África a pasar el invierno, donde las temperaturas son más altas. Ahora, en cambio, menos cigüeñas emprenden este viaje desde España porque los inviernos, aquí, cada vez son más templados y estas aves no ven la necesidad de migrar hacia el sur.

Finalmente, los animales que no consiguen adaptarse al rápido cambio de condiciones climatológicas ni tampoco pueden migrar, mueren, provocando la extinción de algunas especies.

Cuando se aborda el tema del cambio climático y su efecto en la vida animal, a menudo se hace referencia al deshielo del Ártico. Actualmente, el hielo marino del Ártico cubre alrededor de 2 millones y medio de kilómetros cuadrados menos que en 1979. La gran mayoría de los científicos están de acuerdo en que el derretimiento del hielo marino se ha acelerado más allá de la velocidad normal en las últimas décadas. Si el calentamiento continúa, el célebre científico de osos polares Ian Stirling asegura que “el ecosistema marino del Ártico tal como lo conocemos ahora dejará de existir”.

En España, por ejemplo, peligra por todo esto, el urogallo, con menos de 1.500 ejemplares vivos, actualmente. Además, la pérdida de biodiversidad afecta de forma encadenada a todas las especies.

Es el caso de alta mortalidad que sufren las abejas, que polinizan las plantas que producen las frutas que comen otros animales y también los humanos.

De hecho, según un informe reciente del Fondo Mundial para la Naturaleza la biodiversidad, la diversidad de vida de la Tierra, ha disminuido de forma en los últimos años. El texto señala que desde 1970 a 2020, la cifra este descenso se sitúa en un 68%.

Desde el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático aseguran que todavía se puede hacer algo al respecto, que la humanidad tiene los medios necesarios para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y así evitar las consecuencias catastróficas del calentamiento global. El sector energético, debido a su uso de energías sucias —petróleo, carbón y gas—, es uno de los mayores contribuidores al calentamiento global. Por ello, organizaciones de todo el mundo claman por una revolución energética que ceda el protagonismo a las energías renovables. También por cambios en los sistemas de cultivo y de alimentación, como el consumo de cercanía, el cese del uso de determinados pesticidas y la apuesta por una dieta que incluya menos carne.

 

Escrito por Rut Vilar

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