¡Tu carrito actualmente está vacío!
El estado del suelo
El suelo es la base de la agricultura. Lo que comemos proviene de manera directa –verduras, frutales, legumbres– o indirecta –animales que se alimentan de pastos o cereales– de su aprovechamiento. La capa fértil que permite producir todos los años rebosa materia orgánica que aporta nutrientes a los cultivos. Esta garantía de calidad fundamenta la relación entre agricultores y consumidores.
Sin embargo, la salud del suelo está en entredicho. Alrededor del 20% de toda la tierra cultivable europea se encuentra afectada por la erosión, según datos de la FAO. Una tierra empobrecida redunda en productos de menos calidad; deformes, de menor tamaño y sobre todo menos nutritivos.
La agricultura intensiva, focalizada en obtener el máximo beneficio económico y centrada en el corto plazo, laborea la tierra con máquinas que matan a su paso la materia orgánica crucial para el desarrollo vegetal.
Sin estos nutrientes naturales los cultivos dependen de fertilizantes químicos, que empobrecen el suelo año tras año y pueden acabar filtrándose a los acuíferos, estableciendo así una cadena perjudicial para la salud atacada por múltiples frentes.
¿Qué es la Agricultura Regenerativa?
La agricultura regenerativa consistes en recuperar la fertilidad y la salud del suelo, no solo detener su deterioro, a través de prácticas centradas en el modelo natural. Es decir, tratar de reproducir las condiciones que se dan en un ecosistema dado, que son las más adaptadas a ese territorio para producir de una forma sostenible.
Esto no quiere decir que la regenerativa pretenda volver a la era preindustrial del sector, sino cultivar de forma efectiva acorde a la ciencia y la naturaleza, teniendo muy en cuenta los contextos climáticos locales y la necesidad de cuidar el suelo como primer desafío, para considerar un futuro de aprovechamiento consciente a largo plazo.
Los 3 pilares de la agricultura regenerativa
Las líneas de actuación sobre las que se fundamenta la agricultura regenerativa son 3:
- Suelo. El cultivo sostenible y de calidad es posible sin tanto intervencionismo en el ciclo. No es necesario roturar la tierra para producir. Si se protege el hábitat y se evita el uso de maquinaria sobre el suelo, además no se libera CO2 a la atmósfera. Se trata de proteger la primera capa.
- Biodiversidad. Crear coberturas vegetales con distintas plantas frena la erosión, enriquece y fortalece el suelo gracias a la acción de las raíces. Así se retiene el agua, se fijan nutrientes y materia orgánica. El compost es básico para mejorar la fertilidad del suelo y desde Ecoluba estamos comprometidos con los productos compostables.
- Pastoreo rotativo. Los animales juegan un papel clave pues abonan la tierra y contribuyen a fomentar la riqueza biológica de estos primeros estratos. Se pueden regenerar pastizales y evitar la desertificación mediante la ganadería eficiente. El ganado es fundamental para activar los ciclos de nutrientes.
La interacción dinámica entre estos 3 pilares en simbiosis repercute directamente en la longevidad del suelo y su riqueza.
Beneficios
La agricultura regenerativa supone una ventaja económica indudable para el agricultor en materia económica por el ahorro en insumos; maquinaria, combustible, semillas, tratamientos con plaguicidas y pesticidas.
Se obtienen cosechas de calidad y más nutritivas con mayor precio de mercado, capaces de resistir condiciones climáticas adversas y a menor coste. El margen económico es mayor por la independencia de proveedores externos, además de requerir una inversión anual menor en el mantenimiento de la explotación.
El camino a la esperanza
El suelo es un recurso finito, cuyo proceso hasta la productividad puede durar cientos de años y es, en cambio, fácil de destruir. La agricultura regenerativa trata de conservarlo y recuperarlo para que mantenga su fertilidad.
Así, contribuye al desarrollo de economías locales sostenibles, genera puestos de trabajo que fijan población en el entorno rural y es, quizá, el único camino hacia un futuro sostenible que garantice un estado de suelo óptimo, para que las siguientes generaciones puedan seguir celebrando el 5 diciembre.
Escrito por Luís López.